22 febrero 2011

... el pez sapo

El pez sapo sabe hablar mejor que yo.
El pez sapo nada y regala sus discursos
a cualquier alga que le roza
con zozobra las escamas.
El pez sapo toma sopa y en exceso
parla pueril y se posa junto a la nalga
de una puritana adelfa.
El pez sapo pesa sobre todo por sus palabras
de bránqueas de tercera generación.
El pez sapo tiene mucho cuento
y poco aforo al que engañar con su farsante drama.
El pez sapo no soy yo y no muda
cuando el delito de la boca tienta con morder.
Todavía no soy el pez sapo en el psiquiátrico
bajo un frío sol oligofrénico.

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