22 septiembre 2007

MI CHIQUILLO EL PANADERO

PUES mi chiquillo trabaja en la línea 6 del autocar de aquí de la ciudad, es buen chofer, pocos hay que tomen las curvas como él, además no es de aquellos que ven venir al viajero y arrancan con mala sombra, él no hace un feo a nadie y hasta se para donde la gente le pide y a algunos ni les cobra si no traen dinero, el solo dice que otro día les cobrará el doble, pero nunca se acuerda, a éste por lo menos ya lo tengo colocado, el que me preocupa es mi pequeño, con lo tarde que es y ahora se tiene que ir a la panadería de la esquina, y aquí estoy, preparándole el bocadillo para cuando den las ocho, que es cuando su jefe le da el descanso, no es mal hombre aunque un poco afeminado, dice la gente que se casó con la sobrina del vecino para que la gente no pensara mal, pero le da trabajo a mi pequeño, que no tiene mala cabeza, aunque es muy vago para coger los libros, no es nada torpe y menos con los números, tiene facilidad para el cálculo, parece un banquero mi chiquillo, mi marido lo quiso meter a eso de gestar el dinero, pero mi pequeño que no se puede poner más de cinco minutos ante los libros, que se duerme, así como lo digo, que hasta ronca una cosa exagerada, mi marido dice que con un poco de estudios ganaría más y sería un hombre de provecho, pero mi pequeño le dice que eso del dinero le da igual, y mi marido, que si ya sabrá lo que vale un peine, que si ya pasarás por mi puerta cuando tú tengas hijos, y mi pequeño, que el dinero no le importa, que si acaso él no vive, y mi marido se enfada y me dice que solo tiene grillos en la cabeza o termina gilipollas o enviciado, entonces le grita, pareces tonto, le chilla, comer no es vivir, de dónde te crees tú que viene lo que te está preparando tu madre, mi pequeño le dice que no es tono, pues lo pareces, no sabes lo que me ha costado esta casa, aún no has terminado de pagarla, le contesta mi pequeño y mi marido le atiza una hostia, no un susto, tan fuerte que a mi pequeño se le pone la cara morada, mi pequeño se cabrea, le mira con rabia y le dice que se meta el dinero donde le quepa, que formas, y mi marido le arrea otra más fuerte, mi pequeño se va para su cuarto y del portazo hasta tiemblan las vigas, mi marido me mira y me dice que este chiquillo es un salvaje y mi pequeño pone la música muy alta, mi marido se enfada aún más y le grita para que la quite, otra vez tiemblan las vigas, le chilla que quite la música y mi pequeño no lo oye y mi marido se enfada más, más que antes todavía, mi pequeño no se entera y mi marido entonces abre la puerta del cuarto y se encuentra a mi pequeño, el pobre, que desgracia, colgado de una sábana.

Incluído en la antología de relatos "SIEMPRE RELATANDO" (Diputación de Badajoz)
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