31 octubre 2007

CONFESION

El mundo al ritmo de un bolero, lento y pesado, pura nostalgia. El bar entero a través del culo del vaso, silencioso y dañino, anestesiante. Dicen que el wisky es más rápido, más incluso que un suicidio inmediato, menos productivo.

Te quiero, no te quiero.

Fue aquí mismo y vuelvo para recordármelo, como en una especie de ritual sagrado, y si no hubiera tanta mierda en todos lados me agacharía para besarlo todo, para venerar cada centímetro de suelo que pisaste, para admirar y elevar a los altares cada unos de los sitios que ocupaste, que miraste, que tuviste a bien abandonar más tarde.

Yo estaba acompañado, aquellos amigos, tú les conoces bien.

Me tomaba una copa y reía, pero como aquél que ríe cuando lo ha perdido todo, para seguir en pie a pesar de tantas cosas, para vivir. Para sobrevivir.

Entonces llegaste tú y supe reconocer que en el fondo eras la misma, y me costó admitirlo, pero estabas preciosa.

Mira, tú, es tu ex novia, mírala, ¿quién es ése con el que va?.

Yo me sonreía y ni siquiera quise darles la oportunidad de tenerme lástima, la ocasión de que me compadecieran, de que vieran en mí el más mínimo gesto de incomodo, de contrariedad.

¿Nos vamos, Juan? Si quieres nos vamos.

No, quedémonos. No pasa nada.

Y marchaste orgullosa sin haberte dado cuenta de mi presencia, y te perdiste en la multitud, y penetraste en la espesura de un bosque de gentes que bailaban y disfrutaban de la noche, y yo quedé pensativo, mirándoles a ellos y a ti de vez en cuando, también al pasado, y supe entonces que por ti había merecido la pena, y que no te merecí nunca, y que hice bien en alejarte porque fue lo único bueno que hice entonces y que pese al dolor, puedo mantener con firmeza..

Confieso.

Un relato de Angel Gasoleo.

Del tango de Carlos Gardel “Confesión”

No hay comentarios: