Ocurrió lo previsto,
tal como lo dijo el profeta cardo
llegará el día en que el veneno
dicte el pulso al amor.
Aquella hora joven
en la torturada incertidumbre
cuando la angina reivindica
la única opción
saltar de la muerte a su cabello.
Dar lumbre al horno
donde se cuece nuestro pan
y que nunca falte sal y harina
untando su pezón
que clama por ser cántaro.
Barro, paja y pico
para vuestro nido infantil
así será siempre
y así queda escrito,
tal y como lo cantó el cardo visionario.
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