22 octubre 2009


Dormía su cara contra la vía de tren. Hasta que despertó por el claxon y la luz en el horizonte veloz. Pronto notó que estaba atado a soga. Escuchó reír a sus captores y el tren cada vez más cerca y más atado aún se sentía. Las sirenas, las prisas, por el metal corre el pálpito de la maquinaria. Lo tiene encima, ya no es él. Noche de viernes, el cielo masacrado por el raíl.